Aniversarios de Fundadores
PADRE FUNDADOR – P. LODOVICO TOMMASO MANINI
Los últimos meses del año 1871 èl vivió más que nunca «abandonado a la amorosa Providencia de Dios», como había inculcado en sus hijas. Después de recibir el sacramento de los enfermos con ejemplar devoción, murió pacíficamente en la tarde del 2 de abril de 1872 en Martinengo, (BG) donde una placa recuerda para siempre el nombre de este padre, maestro y fundador de las Hijas de la Divina Providencia.
Madre Fundadora – Venerable Madre Elena Bettini
Era la madrugada de 21 de diciembre de 1894, Elena Bettini miradando al crucifijo, que estaba en su quarto, pronunciaba lentamente y claramente sus últimas palabras: «¡Aquí estoy, pobre como Tú Señor! Jesús … María … ¡José!
Día de la Fundación del Instituto
Hoy, 8 de septiembre, la Iglesia universal celebra la Natividad de la Santísima Virgen María y la familia religiosa: «Hijas de la Divina Providencia nacidas en este día de 1832 conmemoran un acontecimiento carismático, encomendado por Dios al Padre Ludovico Tommaso Manini y a la Venerable Madre Elena Bettini por el bien de los más pequeños de todos los tiempos.
Recordar una historia sagrada a la que pertenecemos, lo hace brotar de nuestro corazón un AGRADECIMIENTO humilde y confiado, alegre y sincero.
Fiesta de la Madre de la Divina Providencia
El sábado, que precede al tercer domingo de noviembre, celebramos a la Madre de la Divina Providencia, protectora del Instituto, nacida bajo la mirada materna en la iglesia de San Carlo de Catinari en el año 1832. Estamos llamados a vivir, en cada situación, abandonado con confianza en las manos del Padre que cada día alimenta a los pájaros del aire y viste de maravilla las flores de los campos. La Madre de la Divina Providencia nos enseña a llevar en el corazón incluso lo más difícil de comprender y, como en la boda de Caná, nos repite hacer, con amor de niños, … “Hagan lo que èl le diga” .
100 Años de la Misión
El 31 de agosto de 1921, la comunidad que residía en Via dei Coronari, Roma, se trasladó a Via Tuscolana, que en ese momento era un suburbio muy pobre, todavia continua la misión educativa siguiendo los pasos de los Fundadores.