Yo, Hmna. María Josefina Nieto, viví la maravillosa experiencia de un abandono filial al Padre que está en el cielo. El año 1997, fui de prisa temblorosa a visitar a mí madre que estaba muy enferma y necesitaba urgentemente una consulta al médico especialista. me recomendaron una excelente doctora, pero con ella la consulta habría sido dentro de un año más y no había posibilidad de anticiparla, así que comencé a caminar y fui directamente a ella, rezando todo el camino con tanta confianza en mi corazón.

Me sentí llevada por mi Jesús y me entregué a su ternura con serena esperanza.

La reunión con la secretaria de la doctora fue decepcionante ya que ella me repitió, cada vez más decididamente, que una visita era absolutamente imposible en ese momento. Traté de insistir amablemente, pero fue inútil e, cuando me estaba retirando, la puerta del consultorio se abrió y la doctora que estaba despidiendo a la paciente que acababa de atender, me preguntó qué quería, me miró y me dijo que esa misma tarde visitaría a mi madre.

Pueden imaginar mi gran sorpresa, mis lágrimas de gratitud, la alegría de haber descubierto el corazón paterno de Dios. Desde entonces, soy consciente que, cuando todo parece obscuro a mi alrededor, Él nunca me abandona.